Romeo y Julieta abre nueva fábrica en La Habana

A poco más de diez kilómetros del centro de La Habana está situado un municipio que se llama Marianao, absolutamente alejado del núcleo que formaron desde el siglo XIX las fábricas de habanos y allí es donde se ha ido a instalar la nueva Romeo y Julieta.
Con el nombre oficial de Empresa de Tabaco Torcido Carlos Baliño que recuerda a uno de los “padres de la Patria” y compañero de José Martí, la nueva fábrica de Romeo y Julieta ocupa el edificio rehabilitado de un viejo convento de principios del siglo XX. Esta no es una de las “enormes” fábricas de cigarros que hay en Cuba como lo son las de La Corona y Partagás (las dos más grandes) cuyas producciones superan con mucho los cinco millones de cigarros al año, pero sí se ha escogido a un personal con cuidado de que el equilibrio entre la juventud de los torcedores y la experiencia de quienes les dirigen este en consonancia.
Doscientas personas trabajan en esta pequeña fábrica cuya producción ronda algo más del millón de cigarros al año y que apenas lleva en funcionamiento desde el año 2015, fecha en la que se comenzaron las habilitaciones del edificio. En las galeras de torcido de las fábricas de habanos de Cuba hay toda una pléyade de torcedores que han rejuvenecido los bancos de las mismas pues apenas pasan de los 25 años y ya están al cargo de elaborar los mejores cigarros del mundo. De siempre existieron los cursos para torcedores en las principales fábricas de habanos, pero es en los últimos diez años cuando las bancadas de los torcedores han experimentado una renovación en cuanto a las edades de sus trabajadores.
Por ello en esta nueva Romeo y Julieta hay 90 torcedores, de los cuales más de setenta, es decir el 80 por 100, son jóvenes menores de los 25 años, aunque Judith, la jefa de torcedores es una mujer con una amplia experiencia pues aunque es también joven lleva más de 21 años en sector y ha desempeñado su trabajo en casi todos los departamentos de las fábricas más antiguas. Aquí, y en mi visita a esta fábrica pude comprobar cómo se ha reducido considerablemente la edad media de las personas que ocupan los bancos de torcedor, con muchachos y muchachas que rondan los veinte años y elaboran con gran destreza tanto un robusto como vitolas más complicadas como las pirámides o los figurados.
El departamento de despalillado es pequeño en comparación con las grandes fábricas, pero cuenta con ocho especialistas en rezago que eligen a la perfección las mejores hojas de tabaco para que puedan pasar a los bancos de los torcedores. Y caminando por los largos pasillos de este antiguo convento, con suelos brillantes y nuevos, así como puertas donde se pueden leer los carteles de la selección de colores o el control de calidad del tiro de los cigarros, llegamos al envasado en el que un quinteto de trabajadores cierran las cajas donde la marca Romeo y Julieta destaca.