VegaFina Nicaragua Vulcano En la azotea

Conocí hace tiempo a un psicoanalista (sí, todavía existen, y algunos se hacen pasar por humanos) que me comentó que la atracción por los espacios abiertos tiene que ver con la necesidad de renacer que experimentamos. Según él, la distancia nos augura vivencias nuevas, capaces de hacernos sentir otro. Por eso nos gustan tanto las azoteas, porque aúnan la visión del horizonte con la seguridad del espacio reservado. “Fíjate –me decía–, en los anuncios de bebidas; más pronto que tarde aparecerá una azotea”
Dejando a un lado mi subconsciente, reconozco que estoy deseando una terraza amplia o una azotea, incluso un tejado a dos aguas, para enarbolar puro y copa, porque la última vez que hice acto de presencia ante ustedes lo hice caminando sobre nieve y tiritando a pesar de las muchas capas en que me había envuelto.
Pero ahora llego en camiseta y con esa sonrisa que el aire templado nos provoca. El cigarro de esta tenida vuelve a ser un VegaFina (lo del parón no parece ir con ellos), nicaragüense en este caso, al que han llamado Vulcano, por si no quedaba clara la orografía del país.
Con una longitud de once centímetros y cincuenta y seis en el cepo, asegura, a primera vista, humo abundante y fumada rápida, aunque es mejor no suponer; algo habrá que hacer con los quince gramos de tabaco que guarda la capa de Habano 2000 Nicaragua, colorado claro, rugosa y firme, pero sin tensión.
El capote es Nicaragua y la tripa Estelí y Jalapa, y tengo las hojas nicaragüenses por cremosas y profundas, por lo que empiezo a imaginar, aunque no debiera. Su aroma en frío es de heno, café, tabaco y algo de cítrico, muy fresco y vivaz; su sabor tiene madera, y naranja, es dulce y llamativo.
El fuego, eficaz y rápido a pesar del tamaño del puro, provoca una primera calada vertiginosa: chocolate, pimienta, sal, cítricos, notas dulces y una presencia orgullosa del tabaco en sazón. El humo es cremoso, pero dúctil y de buen paso, y así se mantendrá durante toda la fumada.
Rotas ya las suposiciones, vale la pena comenzar con un trago mítico y al que ya acudimos en su momento: mezcal Derrumbes, “denso y suave al tacto, cargado de arcilla, de cítricos, de palo de regaliz y de alcohol perfectamente integrado, todo ello recogido en una bufanda de sabor ahumado, complejo y delicioso”, escribí acerca de esta joya de cuarenta y ocho grados, y me ratifico al observar que de su enredo con el humo surgen notas balsámicas, muy fragantes, muy vivas, muy apetecibles.
Sé que la imagen del psicoanalista lleva una pipa de serie, pero el padre de la disciplina, el hoy maltratado Sigmund Freud, era un fumador compulsivo de puros. Veinticinco habanos al día despachaba en sus tiempos de máximo esplendor. A saber qué fumaría en la penuria.
A ese ritmo, dudo que hubiera disfrutado del Vulcano, cuya fortaleza, muy medida, permite captar matices y abrir su presencia en ámbitos muy distintos; quizás junto a esa copa de media tarde que bien puede ser de ron Plantation Barbados, un agrícola tradicional, ligero en la boca, aterciopelado, cargado de vainilla, de cáscara de naranjas, de orejones. Al combinarse con el cigarro, que, en su segundo tercio, ofrece tierra y un toque de astringencia que provoca la salivación, consigue que el paladar reciba destellos de corporeidad, de materia viva.
Las azoteas están abiertas a la brisa, a la luz cambiante, al vaivén de la temperatura, a los sonidos lejanos y a las imágenes inesperadas. Son, lo admito, una aventura en sí mismas. Y si en ellas se guarda algún deseo oculto, prefiero que se muestre con un cigarro y un vaso al alcance. Por esta vez, me conformo con un balcón abierto que deja entrar el aire fresco y agradable mientras el VegaFina se desata en su último tercio.
El principio del fin lo marca un sabor tostado que se desarrolla hasta llegar al tofe, acaramelado, dulce, oscuro. A medida que la combustión avanza, surgen notas sanguinolentas y carnosas descaradas y potentes, pero el humo, ya lo avisé, conserva su limpieza y su fluidez. El momento merece una joya: whisky irlandés Bushmills, un malta de diez años que da a la nariz notas tostadas, de brezo, de miel, y que en boca resulta alcohólico sin ser agresivo, dulce sin empalagar, con un toque chispeante de hinojo y comino y un leve gesto de turba que sabe no imponerse.
Me parece un whisky elegante, sociable y cálido, con mucha sabiduría en su factura y mucha vida en el vaso. Recorre la boca dejando una sensación de glicerina larga y acogedora, que sostiene en un equilibrio admirable los sabores del puro, intensos y pletóricos. El resultado es una sensación de plenitud, de placer bien conjugado y disfrutado, de hallazgo.
Ya saben que preguntaron a Freud cuál era el significado oculto del objeto fálico que chupaba constantemente. A veces, respondió, un puro solo es un puro. Lo que, en una azotea, a ras de calle o en un sótano, nunca es cosa de poco.
Bushmills Single Malt 10 Años
En la pequeña aldea de Bushmills, se encuentra la destilería más antigua y prestigiosa en el territorio irlandés, que data de 1608, cuando el rey Jaime I otorga a Sir Thomas Phillips la licencia para elaborar whisky. Bushmills 10 años, elaborado a partir de cebada 100% malteada, tiene una triple destilación en alambiques de cobre y una maduración de 10 años en barricas de bourbon.

Se diferencia de los demás por su sabor profundo y los toques frutales y especiados que le dan un cuerpo sólido y bien definido. De tono miel dorado, tiene un olor dulce, fresco y afrutado en nariz, con aromas a vainilla, mezclados con miel, jerez, frutas maduras y chocolate con leche.
De sabor fresco y ligeramente seco, con notas florales y afrutadas, mezcladas con vainilla y chocolate con leche bien equilibradas y toques de madera.
Código SAP: 8044672
Derrumbes Mezcal
El maestro mezcalero Cuauhtémoc Jaquez nos entrega este espectacular ensamble de 3 variedades de agaves: Funkiana y Univittata, exclusivos de Tamaulipas, y agave americana.

El resultado es un extraordinario mezcal de múltiples capas de sabores y texturas elaborado en la región de San Carlos, en el estado de Tamaulipas, en la costa del Golfo de México, con jimas cocidas en horno cónico de piedra bajo tierra y con leña negra, fermentadas en tinas de acero inoxidable y destilado en alambique árabe de cobre.
Maduración mínima de 60 días en vidrio. 46% de alcohol. Arcilla, cítricos, regaliz, ahumado y complejo.
Plantation Barbados Rum Grande Reserve
Plantation es fruto de una rigurosa selección de rones de alta calidad y series muy limitadas de pequeñas destilerías locales del Caribe. Ron Añejo elaborado con melazas de caña de azúcar, destilado en columna y pot still.

Primero es envejecido en su país de origen en barricas de bourbon y luego es llevado hasta Francia para su añejamiento en barricas de cognac, de dos a cuatro años en total. De intenso color ambarino con marcados destellos dorados, en nariz es algo punzante, con aromas golosos de melaza, notas de melocotones blancos maduros y algarroba, con envolventes toques de vainilla, canela y nuez moscada.
En boca es muy goloso y suave a la entrada, luego resulta algo cálido y simple, con especias dulces y de panadería, como vainilla, canela y nuez moscada y de final picante.
