Virginia, la dama elegante

En la primera entrega de la serie <Frente a la estantería>, concluimos que una mezcla es el resultado de la suma de varios factores: tipos de tabacos, con sus diferentes grados y curados, cocinado de aquellos, aromatizado, presión y corte. Iremos desgranando cada uno de estos conceptos en sucesivos textos.
Hoy nos centramos en un tipo de tabaco, el más popular: el muy extendido y polifacético virginia. Muy adaptable, se cultiva en todo el mundo, principalmente en Estados Unidos, en China y en África. Es decididamente flexible y responde muy bien a los diferentes procesos a los que lo someten los fabricantes para ajustarlo a sus formulaciones . Sus características principales son la elevada presencia de azúcares (que le confiere su particular sabor), la escasez de aceites naturales (que permite una combustión lenta) y la reducida fortaleza (en tanto que contenido nicotínico).
El proceso de curado es imprescindible para lograr un resultado óptimo del tabaco. Durante esta fase, las hojas se mantienen vivas y continúan evolucionando hacia el desenlace final, en el que el color, la humedad, el nivel de nicotina y el equilibrio biológico de las sustancias minerales se transforman. El método más utilizado en el virginia es el curado por calor (flue – curing) que consiste en canalizar el calor producido por un fuego externo a lo largo del secadero, en el que están colgadas las hojas recién cosechadas. Este proceso suele durar unos cinco días.
Pero, en función del tratamiento, así como de las características del suelo, de la altura y de las condiciones climáticas, el resultado cambia notablemente. Desde la versión más ligera y más dulce (virginia amarillo) hasta la interpretación con mayor fortaleza y menor dulzura (virginia rojo), encontramos numerosos grados en este tabaco que serán utilizados en base a los objetivos del maestro mezclador. En el extremo más oscuro de la gama está el que es curado al fuego (fire – curing), método que consiste en encender pequeños fuegos justo debajo de las hojas para acentuar el carácter y la fortaleza.
“El tabaco Virginia está ampliamente extendido por el mundo, es rico en azúcares, escaso en aceites naturales y fortaleza reducida.”
Una vez curado, el tabaco debe madurar durante varios años y , ciertas partidas, serán sometidas a tratamientos de calor y/o presión adicionales para lograr la materia prima final que conformará las mezclas comerciales. Usado como soporte para otros tabacos, aporta dulzura natural y equilibrio. Empleado como ingrediente único, consigue una mezcla ligera, suave y un punto cítrica que sabrá a frutos secos, a heno ; que generará un humo limpio y ligeramente ácido que, si no se vigila atentamente la combustión, puede llegar a irritar la lengua.
Y es que este tabaco es exigente. Requiere calma y técnica . Un fumador apresurado notará que el sabor desaparece tras las primeras bocanadas y, si intensifica la fuerza de las caladas, tratando de reencontrarlo, descubrirá la mordida vengativa de quien se siente maltratado. Porque estamos en presencia de una dama distinguida y delicada, vulnerable y refinada, acostumbrada a ser tratada con el respeto que – sabe – se merece. Existen otras opciones más sencillas, pero quien entiende que el mayor placer se consigue mediante el control de las pulsiones, no podrá sentirse satisfecho más que con una mezcla de esta elegante dama.